miércoles, 9 de enero de 2013

Mujercitas y superhombres

Probablemente sea el fútbol el deporte más machista en España. Quizás por el ser el más atendido, quizás porque su historia está llena de tópicos donde los atributos masculinos prevalecen sobre cualquier otra condición, quizás porque hasta hace muy poco era un deporte de hombres y para hombres en el que a la mujer se le reservaba el papel de paciente esposa que espera el final del partido para ir al cine. Quizás porque España ha sido así durante demasiado tiempo y aún quedan rescoldos por apagar y pedernales por pulir
Aún hoy, prevalecen los estereotipos. El futbolista, más que nunca, es un superhombre de abdominales perfectos, cubierto de oro y condenado a casarse con  una guapa señorita de piernas larguísimas, bronceado permanente,  a ser posible modelo (aunque no es imprescindible). En ese estrecho margen de maniobra, la mujer futbolista tenía necesariamente que sufrir en España. "El fútbol femenino ni es fútbol ni es femenino" era el eslogan más utilizado por la caverna del balompié. Algunos iban más lejos y anunciaban que la morfología femenina no estaba hecha para jugar al fútbol, igual que los negros no están hechos para nadar, hasta que se dieron cuenta de que unos cuantos batían récords del mundo. "Hombre, jugar, jugar... Pero algunas están buenas", le oí decir a un exfutbolista de no mucho tronío, por cierto. Poquito a poco, la testosterona se fue rebajando, pero aún así no podemos evitar hablar de La Ronaldinha, La Messi, siempre la mujer asociada al hombre, especialmente en el fútbol.

En ese caldo de cultivo que aún perdura nació, entre otros, el Athletic femenino hace ahora 10 años. Había expectación por ver cómo cuajaba en un club tan tradicionalista una iniciativa tan progresista. El club  ha sido capaz de ir más allá de la testosterona y atender una situación social, una demanda social que además ha producido buenos resultados.

Hubo un tiempo que el equipo juvenil rojiblanco cubría la ausencia de títulos del equipo senior. Muchos recuerdan aquellos partidos memorables en San Mamés de los cachorros (así se les llamaba maternalmente) que reunían a miles de seguidores. Es cierto que la globalización de las canteras también ha dejado al Athletic en inferioridad de condiciones por su asumida particularidad. Desde los tiempos de Julen Guerrero, no gana el juvenil una Liga o una Copa, con el formato antiguo o con el moderno.

En ese desierto, los únicos títulos los han obtenido las mujeres fomentando incluso con su primer éxito un debate divertido e interesantísimo sobre si se debía o no sacar la gabarra por la ría. Al final fueron en camión hasta el Ayuntamiento porque por mucho que avancen los tiempos,el clasicismo sigue siendo conservador. Lo cierto es que en esta década la mujer ha pasado de fan a socia, a presidenta del club, a directiva, y sobre todo a futbolista. Sin embargo, aún tiene que llover demasiado para que dejemos de hablar de que es "un juego de hombres", de las "entradas viriles" y de que las mujeres son las que salen en la fotografía con los futbolistas o las madres que parieron a los árbitros. Ya no es tiempo de mujercitas.

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