jueves, 31 de enero de 2013

Mi vida seceta en San Mamés (VIII): Cantares

Antonio Machado, el ilustre poeta, el más sencillo, el maestro, el que viniendo del patio sevillano fue capaz de enamorarse de los campos de Castilla, no era del Athleic pero podría haberlo sido si le hubieran destinado a Bilbao en vez de a Soria y haberse paseado por San Mamés un ratito, aunque  que ya es sabido que no era hombre de fútbol. Pero se habría dado cuenta de la pasión bilbaina por expresar cantando los sentimientos. A saber: la euforia era cosa de txikiteros que, amén de beber los caldos de La Alhóndiga (o quizás por eso), aclaraban la garganta con cuaquier habanera o bilbainada de pro para licuar el presunto zumo de la uva. El vasco en general, y el bilbaino en particular, siempre han pasado por ser uno tipos discretos, nada dados a los cantantes solistas, prefiriendo siempre hacer la segunda voz para que se note, pero lo justo.

Quizás lo de cantar en San Mamés sea un herencia soiciológica del mundo inglés. Es sabido que Bilbao ha sido inglés por naturaleza hasta que dejo de serlo. Y sabido es que en Inglaterra canta la afición del Liverpool como la del Watford, y los escoceses no callan en todo el partido. Nada hay más hemoso que ver a los ingleses cantar Good save the Queen y a los escoceses reponderles con un Good fuck the Queen. Y no pasa nada. En el fondo, los musicales los inventó el fútbol y qué quieren que les diga, salvo honrosas excepciones, me quedo con la música futbolística  antes que con esas edulcoradas canciones nacidas del vientre de Walt Disney.

Quizás todo venga de que yo nací a la música con los Rolling Stones y quizás lo mas alejado a Keith Richard sea un acordeonista en un himno, pero si la música nace de las tripas (las mismas con las que cantaba Amalia Rodrígues) entendí al segundo que aquel Alirón alirón, el Athletic campeón no lo hubiera  escrito nunca Antonio Machado, pero lo hubiera firmado Rubén Dario, que a fin de cuentas escribio que "la primavera ha venido / y nadie sabe como ha sido". Y decía un  amigo mio que si hubiera escrito "la primavera  ha llegado" hubiera cerrado la rima escribiendo, siguiendo la lógica , "y nadie sabe como ha sado".

Lo del Alirón era más lógico. Luego se ha discutido si nació de una cupletista, de un cabaret. Da igual. En cualquier caso en algún  lugar de buen vivir. No seré yo quien desentrañe la historia y revele la magia. Lo cierto es que la palabra es grandiosa. Lo facil es decir "Illa, Illa, Villa maravilla" o "Ano, ano, ano que viva Cristiano". Lo ingenioso es inventarse el Alirón para decir que el Athletic es campeón (entonces lo era, ahora también, pero no gana títulos). Mis honores a la cupletista, si fue ella, o al letrista desconocido, pero a mí aquel grito me llegó al alma. Y ahí sigue.

La cara B del disco rojiblanco fue el himno antiguo del Athletic al que le puso letra en 1950 Goyo Nadal y música Timo de Urrengoechea. Reconozco que tengo debilidad por las caras B de los discos. Debe ser un reflujo de la juventud, cuando se estilaban (creo que ahora vuelven) los singles en los que la cara A la elegiá la discográfica y la B el autor. "El Athletic como era vasco, todos le tenían asco, ahora que es campeón todos le piden  perdón". Pura revolución, puro punk en pleno franquismo, puro Bowie. Y se la sabía todo el mundo, un asunto nada menor porque no es lo mismo saberse la canción que escucharla. El himno del Liverpool, tan afamado, tan sacramentado, es una pura mierda si lo oyes en el radioCD del coche. Pero si lo escuchas en Anfield o en Dortmund, en la final del Alavés, se te caen las criadillas al suelo. Y tú sabes que es una  mierda, pero un orfeón de 30.000 personas son capaces de levantar incluso una canción de Julio Iglesias.

San Mamés ha sido (y recalco lo de que ha sido) un estadio cantarín, un karaoke sin letra, un concierto a capela. Hasta para cantarle a Iribar se le puso música a aquel verso con rima asonante que era lo de "Iribar, Iribar, Iribar es cojonudo/ como Iribar no hay ninguno". Y es que no es lo mismo gritar que cantar. Generalmente se grita para insultar y se canta para alabar. Y a Iribar se le cantó mucho y muy seguido porque el chico desafinaba menos que Keith Richard. Pero no fue el único. Incluso, el ingenio de San Mamés fue capaz de hacer una canción coral que incorporaba  a varios futbolistas. No se cuanado la oí por primera vez, pero igual me da. Decia:  "Arriba, arriba arriba, arriba Rojo ese balón, que Amorrortu lo prepara, chuta Lasa y mete gol". Luego, como las buenas canciones tuvo muchas versiones. La canción  tenía su miga, porque Lasa metió muy pocos goles, y derramó más sudor que detalles, pero se ve que algún día estuvo sobrado (yo no debía estar) y la gente le hizo una canción. Otra, la de las primeras Ligas, de aquellos tiempos del cuplé, cumplimentaba a toda la alineación e incluía al entrenador: "Aupa Txirri, aupa Blasco, Goros, Pichi, Careaga y Velasco, Unamuno, Batá y Felipé (así ,con acento ambos en la canción), Roberto, Muguerza y el míster inglés".


Antonio Mercero
Carmelo Bernaola
Con los nuevos tiempos el Athletic apostó por el aggionamento de su himno y le encargó la letra a mi buen amigo y excompañero Agustín Zubikarai y la música nada más y nada menos que a Carmelo Bernaola. A Carmelo le debo mucha sabiduría, si algo me quedó, desde aquel día que quedé con él en Madrid junto a Antonio Mercero, realista de pro, para hablar de un derby Athletic-Real. Si algo me ha dejado el periodismo como huella solemne fue aquella larga conversación  con  ambos en un restaurante indescriptible junto a un teatro cuyo nombre no recuerdo. Nunca aprendí tanto. Nunca fui futbolísticamente tan feliz. Y de paso me granjeé la amistad del gran Antonio Mercero con quien desde entonces seguí comiendo cada vez que caía por Madrid, que era a menudo, para comer carne (esa era la condición) y hablar de cine, de televisión, de fútbol, de música, de San Sebastián, de Bilbao. Es lo que tiene la buena gente,  que da a todos los palos.

Carmelo le puso música al actual himno del Athletic respetando el anterior y Mercero es capaz de adorar a la Real sin perderle el respeto al Athletic. Ahora se canta menos en San Mamés, como en las taberna, y algunos confunden el canto con el presunto ingenio de insultarle a un búlgaro llamándole español. Recuerdo que una vez me decía el gran pianista Joaquín Achúcarro, pianista de pro, amante el jazz y del tango, amén de su pasión por la música clásica, que no repudiaba el pop, pero lamentaba que "utilicen  tan pocos acordes cuando hay tantos". Como en los cantares.  Como en el fútbol, Joaquín.

PD: Marcelino Amenabar estrenó en 1923 su pasodoble al Athletic en Atxuri, donde nació un servidor, eso sí muchos años después. Sin  más.

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